Estuve toda una semana en la iglesia de Tepic Centro, conduciendo la campaña evangelística titulada “Un Mensaje de Paz y Esperanza” y los milagros de Dios no se hicieron esperar. Quiero agradecer a todos ustedes que estuvieron orando por esta y otras campañas de los compañeros en Chihuahua y Norte de Tamaulipas. Dios dio el crecimiento de las semillas plantadas en tierra buena.
Quiero agradecer a los hermanos de Tepic, por su trabajo incondicional en la obra del señor, y por los esfuerzos decididos de muchos a favor de los perdidos. Por lo pronto en esta semana de evangelismo Dios nos dio el privilegio de rescatar a 36 al ser bautizados, y confiamos en Él que seguirá manifestándose en la vida de los nuevos conversos de todos nosotros.
El sábado final se hizo una concentración de toda la Asociación del Occidente en Guadalajara, y por la gracia de Dios bautizamos alrededor de 400 almas para la gloria de Dios, que sumadas a las más de 200 que ya se habían bautizado hasta ese día, hasta la fecha se han bautizado más de 600 en aquel campo.
ME SIENTO como el burrito que llevó a Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén. Que todos vitoreaban y ponían sus mantos en el suelo para que pasaran sobre ellos, los saludaban con palmas gritando hosannas. Pero el burrito podía pensar que la fiesta era para él, pero en realidad la fiesta era para El que llevaba arriba. Que la gloria y la honra sea para nuestro Dios, y nunca para un instrumento imperfecto como yo.
Que Dios siga dirigiendo su iglesia en todos los lugares.
Quiero agradecer a los hermanos de Tepic, por su trabajo incondicional en la obra del señor, y por los esfuerzos decididos de muchos a favor de los perdidos. Por lo pronto en esta semana de evangelismo Dios nos dio el privilegio de rescatar a 36 al ser bautizados, y confiamos en Él que seguirá manifestándose en la vida de los nuevos conversos de todos nosotros.
El sábado final se hizo una concentración de toda la Asociación del Occidente en Guadalajara, y por la gracia de Dios bautizamos alrededor de 400 almas para la gloria de Dios, que sumadas a las más de 200 que ya se habían bautizado hasta ese día, hasta la fecha se han bautizado más de 600 en aquel campo.
ME SIENTO como el burrito que llevó a Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén. Que todos vitoreaban y ponían sus mantos en el suelo para que pasaran sobre ellos, los saludaban con palmas gritando hosannas. Pero el burrito podía pensar que la fiesta era para él, pero en realidad la fiesta era para El que llevaba arriba. Que la gloria y la honra sea para nuestro Dios, y nunca para un instrumento imperfecto como yo.
Que Dios siga dirigiendo su iglesia en todos los lugares.
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